La presencia de mujeres en la política mexicana ha alcanzado niveles históricos. Hoy, su participación en el Congreso es más notable. Existen 13 gobernadoras en funciones. Estos avances confirman un camino de décadas, desde la conquista del voto femenino hasta la llegada a la presidencia. Esta nota repasa el recorrido, logros y retos que continúan enfrentando las mujeres en el país.
El Voto Femenino; Un Logro Que Cumple 70 Años
Era 3 de julio de 1955. Julia, con sus mejores zapatos y el corazón acelerado, caminaba por las calles polvorientas de su ciudad rumbo a las urnas. Llevaba en su bolso una identificación y una emoción nueva: por primera vez en la historia de México, las mujeres podían votar en elecciones federales.
Habían pasado dos años desde que el presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó la reforma constitucional que reconocía ese derecho. Pero para Julia y miles más, ese día era más que una ley; era una conquista, una respuesta a décadas de lucha, silencios impuestos y puertas cerradas.
Al llegar a la casilla, la fila era larga, y las miradas, curiosas. Algunas eran de duda, otras de esperanza. Cuando le entregaron la boleta, sus manos temblaron. No por miedo, sino por la certeza de estar haciendo historia con una marca de tinta. Votó no solo por un candidato, sino por su madre, que nunca pudo hacerlo, por sus hijas, que lo harían con libertad, y por todas las que soñaron con ese momento.
Aquella boleta en blanco dejó de serlo cuando Julia la marcó. Y con ella, México empezó a escribirse con otras voces. Con las de ellas.
En 1954, Martha Aurora Jiménez se convirtió en la primera diputada federal, mientras que en 1964, María Lavalle Urbina y Alicia Arellano Tapia se abrieron paso en el Senado. Durante esas décadas, las mujeres eran vistas tan solo como irreverentes en la política, enfrentando un entorno predominantemente masculino.
Actualmente, la participación de las mujeres en la Cámara de Diputados estará conformada por 50.8% de hombres y 49.2% de mujeres, mientras que el Senado de la República estará compuesto por 51% de mujeres y 49% de hombres. Este avance no solo refleja un número, sino una transformación en la representación democrática.
Fuente: Paridad de género en el Congreso por primera vez en México

Primeras Mujeres En Gobernar Estados Y Ciudades
El gran salto llegó con Griselda Álvarez, primera gobernadora en México, elegida en Colima en 1979. Su gestión marcó un antes y un después en la política estatal, impulsando reformas sociales y educativas. Hoy, el número de mujeres en gubernaturas ha crecido como nunca: en 2024 se alcanzaron 13 gobernadoras en funciones, consolidando el poder femenino en varios estados.
En los años recientes, otras mujeres destacaron como gobernadoras: Beatriz Paredes en Tlaxcala, Dulce María Sauri e Ivonne Ortega en Yucatán, Rosario Robles en Ciudad de México y Amalia García en Zacatecas. Su presencia ha transformado la dinámica política local y demostrado la capacidad de liderazgo femenino.
Mujeres En El Gobierno Federal Y Poder Judicial
El avance de las mujeres en el ámbito federal también ha sido notable. Desde 1958, cuando se integró por primera vez una mujer al gabinete presidencial, hasta hoy, las secretarías de Estado han sido ocupadas por figuras clave en áreas como desarrollo social, educación, seguridad y economía.
Entre las más destacadas están Rosa Luz Alegría, la primera en dirigir una secretaría federal, Josefina Vázquez Mota, Olga Sánchez Cordero, Luisa María Alcalde, Rosa Icela Rodríguez y Raquel Buenrostro. Cada una ha impulsado reformas y políticas públicas fundamentales para el país.
En el poder judicial, la llegada de Norma Piña como presidenta de la Suprema Corte simboliza un cambio profundo. Por su parte, la presidencia femenina en el Instituto Nacional Electoral refuerza la importancia de la representación en organismos autónomos.
Avances Normativos Y Medidas De Protección
El compromiso con la paridad se ha reforzado en los últimos años con iniciativas que buscan garantizar no solo la presencia numérica, sino la participación sustantiva. Se han impulsado criterios que limitan la postulación de candidatos con antecedentes de violencia contra las mujeres y se han promovido observatorios para monitorear el avance real en materia de igualdad.
Estos esfuerzos buscan enfrentar las resistencias históricas que persisten en estructuras partidistas y administrativas. Además, abren la puerta para que mujeres jóvenes, indígenas y afromexicanas encuentren espacios más accesibles para competir y gobernar.
La Primer Presidenta En México
Claudia Sheinbaum asumió la presidencia el 1 de octubre de 2024, marcando un momento histórico en la política del país. Es la primera mujer en ocupar el cargo más alto del gobierno mexicano. Su elección representa un hito que corona décadas de lucha, desde el sufragio femenino hasta la paridad en el poder ejecutivo federal.
Durante su discurso de investidura, Sheinbaum destacó el significado de su nombramiento, subrayando que no es solo un logro personal, sino un triunfo colectivo de las mujeres mexicanas . Asimismo, su arribo ha sido visto como un símbolo de inclusión y un paso concreto hacia la igualdad de género en un país que ha trabajado para derribar barreras culturales y políticas.
“Hago una respetuosa invitación a que nombremos ‘presidenta’ con ‘a’, porque, como nos han enseñado, sólo lo que se nombra existe, y lo que no se nombra no existe.” Claudia Sheinbaum.
En un país donde históricamente los cargos públicos han sido ocupados por hombres, el lenguaje ha reforzado esa exclusión. Usar la palabra presidenta no es un simple detalle gramatical: es un acto de afirmación que reconoce que una mujer ocupa ese rol y que merece ser nombrada como tal.
Desafíos Emergentes Y Espacios Para Crecer
A pesar de los avances, aún existen grandes retos. Aunque la presencia femenina en el Congreso se ha consolidado en gobiernos locales, todavía hay desigualdades en puestos de alta toma de decisiones y liderazgos estratégicos.
Otro desafío importante es la participación económica: solo el 45 % de las mujeres mayores de 15 años forman parte de la fuerza laboral activa. Esta brecha refleja cómo los logros políticos no siempre se traducen en igualdad en otros ámbitos.
El avance debe complementarse con igualdad salarial, políticas públicas incluyentes y combate a la violencia de género. Solo así se podrá construir una representación que no sea solo paritaria en número, sino también transformadora en resultados.